Customize Consent Preferences

We use cookies to help you navigate efficiently and perform certain functions. You will find detailed information about all cookies under each consent category below.

The cookies that are categorized as "Necessary" are stored on your browser as they are essential for enabling the basic functionalities of the site. ... 

Always Active

Necessary cookies are required to enable the basic features of this site, such as providing secure log-in or adjusting your consent preferences. These cookies do not store any personally identifiable data.

No cookies to display.

Functional cookies help perform certain functionalities like sharing the content of the website on social media platforms, collecting feedback, and other third-party features.

No cookies to display.

Analytical cookies are used to understand how visitors interact with the website. These cookies help provide information on metrics such as the number of visitors, bounce rate, traffic source, etc.

No cookies to display.

Performance cookies are used to understand and analyze the key performance indexes of the website which helps in delivering a better user experience for the visitors.

No cookies to display.

Advertisement cookies are used to provide visitors with customized advertisements based on the pages you visited previously and to analyze the effectiveness of the ad campaigns.

No cookies to display.

El imposible se hizo real. En el baloncesto hay una máxima y dice que Estados Unidos siempre gana. Pero como es deporte y en deporte todo pasa, Alemania hizo real algo que nadie creía. Tumbar a Estados Unidos en las semifinales del Mundial (111-113). Un partido espectacular, fuera de lo común, y en el que los teutones primero aceleraron y después mantuvieron el pulso cuando la bola quemaba. Una media distancia de Schröder, un triple de Obst. La galería de una noche histórica.

Alemania mandó y fue mejor. Es la realidad. Estados Unidos, eso sí, supo conectarse cuando más difícil lo tenían por la calidad individual de Anthony Edwards o Austin Reaves. Pero los teutones creyeron y se agarraron. El ‘tempo’ de Schröder (17+9), sin miedo, y la locura del invitado con el que nadie contaba en esa fiesta, Andy Obst (24 puntos). Su triple es historia del baloncesto FIBA. Alemania espera a Serbia. Casi nada.

El mejor partido del Mundial

Resultó un partidazo de inicio a fin. Y aunque era una final por lo que estaba en juego en el Mall of Asia, Estados Unidos no se presentó al nivel defensivo exigible. Algo dispersa, cosa que Alemania atacó con mucho acierto exterior (cuatro de sus primeros cinco triples anotados) y verticalidad. Abrieron, con Obst y Wagner maravillosos, un parcial de salida de 15-25 en el minuto 6 que ya dejaba claro que la batalla iba a ser ardua como mínimo.