Manny Machado tiene una cicatriz en su codo derecho, que fue operado en el otoño, un proceso necesario para poder aportar más en 2024 a la ofensiva de los Padres. Hay otra, aunque no se nota a simple vista, a lo interno, tras un 2023 de puro desastre para San Diego, una escuadra que arrancó con expectativas por todo lo alto y terminó en territorio de la decepción.
“Aprender”, fue una de las primeras expresiones de Machado al conversar con elCaribe a principios de mes en las instalaciones de entrenamiento de su equipo en esta ciudad del estado de Arizona.
“En este deporte he aprendido que todos los años se aprende algo de nuevo. En los momentos malos y en los momentos buenos siempre hay algo que aprender”, añadió el tercera base.
San Diego, que cambió de dirigente, ya que Bob Melvin se fue a San Francisco y Mike Shildt asumió las riendas, terminó con foja de de 82-80, en tercer puesto, a 18 partidos de los Dodgers en la cima de la División Oeste. Esa no era la meta. Al final se calentaron, pero se les acabó el calendario y las esperanzas de ir a la postemporada.
De nada valieron la alta nómina (248.995,932 millones de dólares, la tercera en toda la MLB), y las estrellas en la alineación. Para los fines de competir, todo fue en vano. “El año pasado no nos salieron muchas cosas bien. Nos pasaron cosas buenas y malas a la vez. No nos fue como queríamos, pero aprendimos de eso y este año como equipo estamos con más hambre”, detalló el estelar jugador, líder de la tropa.
El ambiente es mucho más tranquilo en esta ocasión. No hay tantos medios dando seguimiento como en la pasada primavera, salvo los periodistas asiáticos que no se pierden con los jugadores de la región en el club. Hubo cambios, se fueron Juan Soto, Blake Snell y otros más. Por igual llegó talento por el canje del mismo Soto y luego hicieron otro canje, por el derecho Dylan Cease.
Machado dijo que le hará falta Soto. “¿Quién no lo va a extrañar? Tenerlo en una alineación es algo siempre positivo y con ese poder. No hay nadie como Soto”, dijo.
En lo personal, Machado solo quiere salud y el resto llega. Viene de batear .258 en 2023 con 30 cuadrangulares y 91 remolcadas. Su porcentaje de embasarse fue de .319, su slugging de .462. Su OPS de .782 fue el más bajo desde 2014, cuando registró uno de .755 con los Orioles. En 2017, también presentó uno de .782.
Se notaba que no podía extender su codo. Pudo haberse operado antes, pero prefirió ir al quirófano después de concluida la serie regular.
“Yo no estaba al 100%, pero nunca excusas. Hay que jugar”, dijo Machado, quien sin dudas lo hizo con dolor hasta el último día de contienda. “Yo tenía la cirugía lista desde septiembre, pero esperé hasta terminar la temporada”, agregó.
Machado nos mostró el brazo y la zona intervenida por los doctores. Su hablar pausado, característico en él, reflejó en la entrevista que hay una materia de amargo sabor en el béisbol: una cosa es el papel y otro el terreno. Su campaña ya arrancó en Corea y dio su primer jonrón ante los Dodgers.
¿Habrá aprendido San Diego? Los meses siguientes darán la respuesta.